Comentario
Los pintores de la generación siguiente a la de Polignoto y Mikón evolucionan a partir de la línea marcada por ellos, pero rompen con la tradición en diversos sentidos. Síntoma evidente de ruptura es el firme convencimiento que tienen y la ostentación que hacen de su dignidad, de su posición y de su cometido. Parrhasios, Apolodoro, Zeuxis, son perfeccionistas a ultranza y se consideran a sí mismos como maestros. Las anécdotas sobre sus vidas iban de boca en boca, sus extravagancias eran celebradas, sus obras adquirían rápidamente popularidad, todo lo cual es prueba fehaciente del propósito de afianzar su personalidad y del interés en parecer distintos a los ojos de los demás, actitud en la que hemos de ver el germen de un nuevo concepto de artista que culminará con Apeles, pintor de cámara de Alejandro Magno, a cuya posición se acercan los pintores antes citados más que a la de Parrhasios o Mikón.
La manera de entender y practicar la pintura es también distinta. Para empezar, los cuadros de menor formato interesan más que los grandes frescos, de ahí que sea ésta la época de auge de la pintura de caballete y de técnicas como la acuarela y la cera, que permiten mezclar y matizar las tonalidades. El enriquecimiento cromático unido al perfeccionamiento de la sombra son factores esenciales del nuevo sentido plástico desarrollado en la pintura. La lástima es que apenas tenemos de ella, aunque se conserven algunas copias, más que reminiscencias en los lekythoi de fondo blanco y en las descripciones transmitidas por las fuentes. Parrahasios de Efeso, Apollodoros de Atenas y Zeuxis de Heraklea serán los grandes maestros de este periodo.